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Nicolao: el argentino que marcó un hito en la historia de la natación


El 27 de abril de 1962, en Río de Janeiro, Luis Alberto Nicolao clavó los cronómetros en 57 segundos y batió el récord mundial de los 100 metros mariposa que él mismo había conseguido tres días antes; fue padrino deportivo de Marck Spitz


Fue el máximo exponente argentino y llevó a la natación a su punto más alto con una trayectoria impresionante. Entre los innumerables éxitos que cosechó Luis Alberto Nicolao a lo largo de su carrera se pueden destacar 24 títulos sudamericanos, un récord mundial y varias marcas nacionales. Protagonista absoluto de hechos muy particulares, pasó, por ejemplo, de la felicidad por saberse el mejor del mundo en su especialidad a la impotencia de quedar preso de un embotellamiento y no llegar a tiempo a la semifinal de los Juegos Olímpicos de México en 1968. La historia de este nadador puede relacionarse con la de José Meolans, quien por aptitud y capacidad es el único argentino que alcanzó el nivel, el roce internacional y la repercusión que tuvo Nicolao, claro que en tiempos distintos: “En aquella época salí varias veces en la tapa del El Gráfico y eso hoy en día es imposible para un deportista amateur”, dijo él mismo años después. En la década del ’60 se respiraban aires auspiciosos para la natación argentina y en Europa despertó interés. "Países como Francia, España, Alemania, Cuba y Canadá nos preguntaban cómo entrenábamos y nos imitaban los estilos" recordó Nicolao en una entrevista. En 1961, Nico y su entrenador Alberto Carranza realizaron una gira inmejorable por Japón, Hawaii, Estados Unidos y Perú. En Los Angeles, el nadador argentino empleó un tiempo de 58.9 y estuvo a sólo 3 décimas de segundo de conquistar el récord mundial en los 100 metros mariposa que quedó en manos de Fred Schmidt, quien marcó 58.6. Pero habrían tiempos de revancha. Al año siguiente, en 1962, Nicolao fue invitado por un diario brasileño a intentar batir la marca de Schmidt. El argentino, junto con su entrenador Carranza, partió hacia Río de Janeiro en busca de la proeza en el Club Regatas de Guanabara. En la edición del 15 de enero de 1984 en la revista "Emerger", Alberto Carranza relató lo sucedido: "La partida se realizó en forma normal y con rápidas brazadas. Nicolao descontó los primeros 25 metros en 12’’, pasando los 50 metros en 25’’ 8; al llegar a los 75 metros con 41’’5, prácticamente estaba superada la marca, pero para mí, los parciales habían sido muy violentos y temía por los metros finales. Efectivamente, a poco menos de 10 metros de la llegada comenzó a quedarse y la angustia nos llegó a todos; por suerte su entereza y su garra pudieron más y llegó al borde de la piscina. Yo había registrado en mi cronómetro 58’’ 5. Los minutos parecían interminables hasta que se escuchó el fallo de los jueces: 58’’4, nuevo récord mundial ". Tras observar la notable performance de Nicolao, dirigentes brasileños tentaron al equipo argentino a realizar tres días después un segundo intento. Con la marca mundial en el bolsillo Nicolao sabía que tenía más chances, "estaba más relajado, con más experiencia y conocía mejor la pileta y la prueba". Y entonces, el 27 de abril de 1962 clavó los cronómetros en 57 segundos con un registro estupendo : los 25 metros los pasó en 12´´2, los 50 metros en 26´´9 y los 75 mts en 42´´0, llegando a los 100 metros con un tiempo de 57´´. Consumó una hazaña jamás alcanzada por un nadador argentino, batir dos veces la marca mundial en tres días en lo que él calificó como la “alegría más grande de mi carrera deportiva”. Cansado de luchar contra los dirigentes y la falta de infraestructura en nuestro país, Nicolao partió en 1964 hacia los Estados Unidos becado por la Universidad de Standford. Allí, entre otras tareas, debió apadrinar a un chico. “Cuando llegué me explicaron que debía ayudarlo, corregir su estilo y asesorarlo en las competencias”. Pero cosa curiosa, el joven a quien debía custodiar Nicolao era Marck Spitz , el pequeño que siete años después mejoró la marca mundial de su maestro y que consiguió siete medallas de Oro en Munich 1972, hazaña jamás igualada por nadie. “Fue lo más grande que ha dado la natación –recuerda Nicolao-. Hasta establecía récord mundiales en los entrenamientos”.


Informe: Por Alejo Vetere