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Los Tiburones del Paraná en problemas

Presentaron un recurso de amparo ante la justicia de Rosario. Les niegan permiso por la crecida del río para un maratón acuático pero se autorizaron otras.
Los Tiburones del Paraná –los chicos y jóvenes nadadores discapacitados de Arroyo Seco (Santa Fe)– se entrenaron durante 18 meses para su 12a. experiencia de nado en río. El Maratón del Bicentenario iba a ser único: partirían el 26 de marzo y se turnarían para nadar hasta Tigre; además, sería integrado, con 80 "tiburones" y 40 nadadores sin discapacidad, 30 de ellos adolescentes y el resto adultos.Pero la Prefectura, que sólo menciona "menores con capacidades diferentes", les negó el permiso argumentando que el río está muy crecido, y que arrastra vegetación semisumergida, lo que implica un "peligro adicional". Los docentes presentaron un amparo por discriminación ante la justicia de Rosario, ya que entre el 23 de enero y el 20 de marzo se realizaron o autorizaron cinco competencias similares en el Bajo Paraná, incluso una de 60 y otra de 88 kilómetros.La Escuela de Natación Integral Arroyo Seco (ENIAS), a 30 kilómetros al sur de Rosario, desarrolla una experiencia inédita desde hace casi 20 años. Es municipal y, desde hace dos años, cuenta con un complejo propio, cuyo natatorio comparten, integrados, chicos y adultos con y sin discapacidad.Eran sólo niños y jóvenes con síndrome de Down, autismo, hipoacusia, parálisis cerebral y discapacidad motora los que, en 1998, realizaron la primera experiencia de nado en río, de uno a diez kilómetros según sus posibilidades. Desde entonces, el maratón tuvo lugar todos los años. En 2003 nadaron, con relevos, los 200 kilómetros entre Santa Fe y Arroyo Seco. En 2004 nadaron de noche, bajo los focos de las embarcaciones. Nunca hubo un accidente.Para el Maratón del Bicentenario se habían tomado todas las precauciones: tandas de uno a cinco nadadores acompañados por profesores, relevados cada 20 minutos y con descansos mínimos de 7 horas; 8 canoas de seguimiento, con timonel, auxiliar y guardavidas. En en el barco de apoyo iría el padre o la madre, además de tres médicos especializados y psicóloga. El evento ya estaba asegurado, y contratado un servicio de emergencia.La crecida del Paraná fue el principal argumento que dio Prefectura el 17 de febrero, para no autorizar el maratón. "El río crecido nos lleva más rápido, y nos permite alejarnos a 800 a 1.000 metros del canal de navegación –sostiene Patricio Huerga, director del complejo–. Aunque no se ven camalotes porque ya bajó medio metro".Pero ayer, ante la consulta de Clarín, Prefectura dio fundamentos diferentes para considerar "sumamente riesgoso" el evento (ver recuadro). "En los pasos angostos, el ancho del río nunca es menor a 250 metros, y nosotros tomamos apenas 10 –refuta Huerga–. Si por remota casualidad coincidiéramos con un buque, Prefectura puede hacernos salir del agua por esos 10 minutos. Su función es avisar si viene un barco, decirnos si vamos bien o si debemos corrernos". Huerga cree "que Prefectura tiene miedo por lo que pasó en Misiones", donde se ahogaron 8 nadadores que se acercaron demasiado a unas barcazas. "Deberían encontrarle la vuelta, y no decirnos que no, sólo a nosotros", agrega.
Fundamentos diferentes
Ayer, Prefectura envió un fax a Clarín con fundamentos diferentes de los notificados a ENIAS. Se basan en el intenso tráfico de buques de gran porte y convoyes de empuje, que ocupan mayores espacios de maniobra en los meandros. En ese escenario, señala el informe, el tránsito de un contingente que se desplaza a baja velocidad "representa un alto riesgo" para los nadadores, aún con óptimo entrenamiento.Prefectura señala que en los últimos 12 kilómetros por el río Luján, un domingo por la tarde, "navegan cientos de embarcaciones deportivas y de placer de distinto porte, situación que innecesariamente potencia el riesgo de accidentes".