
De visitar y visitar páginas me encontré con un TXT de un amigo Nahuel Curleti con aportes de mi amiga Miru que me pareció buenísimo y queria compartirlo con ustedes.
Me habia olvidado, era eso.
Jamás de lo que se sentía. Nunca de lo que dolía el alma al pensarlo.
Mucho menos, de lo duro que era levantarse una vez más.
Me había olvidado, el sabor característico de las lágrimas cuando rozan los labios al caer.
Me había olvidado, la fragilidad que supone una mirada nublada, acompañada por un nudo en la garganta de alguien que se quedó sin palabras.
Me había olvidado, lo fuerte que aprietan los labios para no pronunciar heridas.
Me había olvidado cómo abraza la impotencia.
Caigo, pero el impacto espera para hacerse sentir.
Me había olvidado, era eso.
Jamás de lo que se sentía. Nunca de lo que dolía el alma al pensarlo.
Mucho menos, de lo duro que era levantarse una vez más.
Me había olvidado, el sabor característico de las lágrimas cuando rozan los labios al caer.
Me había olvidado, la fragilidad que supone una mirada nublada, acompañada por un nudo en la garganta de alguien que se quedó sin palabras.
Me había olvidado, lo fuerte que aprietan los labios para no pronunciar heridas.
Me había olvidado cómo abraza la impotencia.
Caigo, pero el impacto espera para hacerse sentir.
Me había olvidado, era eso.
Nahuel
Recordá siempre que aunque caigamos siempre hay agua debajo nuestro y aunque naufraguemos, tenemos la ventaja de saber nadar...
Si te gusta leer, te recomiendo "El Imperativo del agua" de C. M. Pasquetti; a mí me salvó de morir ahogada (ahogada por la rutina, por la soledad y por las caídas).
Si te gusta leer, te recomiendo "El Imperativo del agua" de C. M. Pasquetti; a mí me salvó de morir ahogada (ahogada por la rutina, por la soledad y por las caídas).
Miru