Amigos Rosarinos, les paso la crónica de domingo, escrita en tercera persona como lo haría el Diego:
Pentatlón Andino posta, Potrerillos. Mackinnon y su kayak. Nieve. Frío. Sin dormir (cumpleaños sábado noche). Entrada en calor: Mackinnon, primer “remero” al agua, muy seguro de sí, se sube a su bote de ultra competición, en un rictus seguro y como quien sabe del tema, vestido, campera de nieve, y se da vuelta a la primer palada. El agua, 12 °, afuera nieva. Todo el mundo mirando. COM-PLE-TA-MEN-TE RI-DI-CU-LO. Tocado en su orgullo, vuelve a la costa (del rol de enderezamiento ni hablar), totalmente empapado, se vuelve a subir, esta vez recorre 50 m y de vuelta al agua. Vuelta a nado a la costa, porfiado, se sube por tercera vez, ya tiritando y sin control de las piernas, esta vez recorre unos 500 m (por lo playo para evitar la probabilísima tercer pasada por agua), para luego tragar nueva e inexorablemente el agua de la derrota. Hipotérmico, vuelve a nado a la costa, se seca y se pone a buscar un kayak mas estable, finalmente consigue una palangana anchísima, cortísima y pesadísima (todavía le duele la cintura de andar cargando esa cosa) en la cual, inexplicablemente, no le entra el orto. Rápidamente se acuerda de su primo hermano Mc Giver y suplementa el asiento con tergopores, toalla y hasta el querido pantalón (mojado) de Petroleros YPF, de tal forma que queda sentado arriba del aparatoso palanganón. No lo prueba y se instala en el auto con la calefacción a esperar la posta (el ciclismo).
En fin: La vela entregó 11°, la moto 7°; el pedestrista 11°, el ciclista 10° y Mackinnon, Bueno esto merece una explicación. El bote andaba bien, el “remero” se la bancaba tanto así que dio alcance en el primer kilómetro a los dos de adelante. Entre el 2° y tercer kilómetro, ola de costado, la palangana tiraba la proa hacia la ola, con lo cual había que afirmarse con la izquierda. En una afirmada de esas, con un estruendo, se queda con la mitad del remo, viendo la otra parte del mismo desaparecer lenta pero inexorablemente bajo las aguas. Con una carcajada de resignación, pala a lo piragua, a llegar, macho. El problema es que la ola seguía de costado. Y la pala otrora de estribor hacía las veces de babor, y se clavaba. En la tercera pierna de la primer vuelta debe haber dado como 12 o 15 vueltas en círculo, remando a veces pa tras y a veces pá delante “a lo piragua” fueron como 2 km, (lo pasaron como 5), hasta que un hada de alma piadosa hizo señas desde la costa con una pala.
En Fin. Quedamos anteúltimos pero se consiguió la medalla de participación.
Mirá si te voy a abandonar un 100 libres porque se me sale la antiparra!!!!.
Pentatlón Andino posta, Potrerillos. Mackinnon y su kayak. Nieve. Frío. Sin dormir (cumpleaños sábado noche). Entrada en calor: Mackinnon, primer “remero” al agua, muy seguro de sí, se sube a su bote de ultra competición, en un rictus seguro y como quien sabe del tema, vestido, campera de nieve, y se da vuelta a la primer palada. El agua, 12 °, afuera nieva. Todo el mundo mirando. COM-PLE-TA-MEN-TE RI-DI-CU-LO. Tocado en su orgullo, vuelve a la costa (del rol de enderezamiento ni hablar), totalmente empapado, se vuelve a subir, esta vez recorre 50 m y de vuelta al agua. Vuelta a nado a la costa, porfiado, se sube por tercera vez, ya tiritando y sin control de las piernas, esta vez recorre unos 500 m (por lo playo para evitar la probabilísima tercer pasada por agua), para luego tragar nueva e inexorablemente el agua de la derrota. Hipotérmico, vuelve a nado a la costa, se seca y se pone a buscar un kayak mas estable, finalmente consigue una palangana anchísima, cortísima y pesadísima (todavía le duele la cintura de andar cargando esa cosa) en la cual, inexplicablemente, no le entra el orto. Rápidamente se acuerda de su primo hermano Mc Giver y suplementa el asiento con tergopores, toalla y hasta el querido pantalón (mojado) de Petroleros YPF, de tal forma que queda sentado arriba del aparatoso palanganón. No lo prueba y se instala en el auto con la calefacción a esperar la posta (el ciclismo).
En fin: La vela entregó 11°, la moto 7°; el pedestrista 11°, el ciclista 10° y Mackinnon, Bueno esto merece una explicación. El bote andaba bien, el “remero” se la bancaba tanto así que dio alcance en el primer kilómetro a los dos de adelante. Entre el 2° y tercer kilómetro, ola de costado, la palangana tiraba la proa hacia la ola, con lo cual había que afirmarse con la izquierda. En una afirmada de esas, con un estruendo, se queda con la mitad del remo, viendo la otra parte del mismo desaparecer lenta pero inexorablemente bajo las aguas. Con una carcajada de resignación, pala a lo piragua, a llegar, macho. El problema es que la ola seguía de costado. Y la pala otrora de estribor hacía las veces de babor, y se clavaba. En la tercera pierna de la primer vuelta debe haber dado como 12 o 15 vueltas en círculo, remando a veces pa tras y a veces pá delante “a lo piragua” fueron como 2 km, (lo pasaron como 5), hasta que un hada de alma piadosa hizo señas desde la costa con una pala.
En Fin. Quedamos anteúltimos pero se consiguió la medalla de participación.
Mirá si te voy a abandonar un 100 libres porque se me sale la antiparra!!!!.